Batir bien los huevos, añadir el resto de los ingredientes poco a poco, siendo la harina el último componente en incorporar, mientras se trabaja la masa, de forma que se añada un poco más o menos de harina según la consistencia de la masa (si nos excedemos quedarán las rosquillas duras). Espolvorear un poco de harina sobre la
mesa de trabajo para terminar de amasar el contenido y dejarlo en su punto.
Para darles su característica forma, coger un pellizco de masa y frotar con las manos para hacer una bolita.
Alargar la masa y estirar con los dedos. Doblar por la mitad sobre sí misma y unir los extremos.
Cuando se tienen todas las rosquillas formadas, freirlas en abundante aceite bien caliente, retirándolas cuando estén bien doradas, pero sin llegar a quemarse.
Rebozar las rosquillas en azúcar y dejar enfriar.
Receta de JUANA SOMOLINOS GARAY recogida en el libro SABORES DE ATIENZA publicado por LAURA SOMOLINOS VELASCO