En la parte más oriental de la villa se encuentra la única parte del primitivo convento de San Francisco que se conserva hoy en día. Se trata de un fino y elegante ábside de estilo gótico inglés.
El primitivo convento, que fue construido en el siglo XIII, sufrió una importante remodelación en el siglo XIV. La gran precursora de esta remodelación fue Catalina de Lancáster, esposa de Enrique III de Castilla. Ambos antes de ser reyes de Castilla, ostentaron el título de señores de Atienza. La influencia de la reina inglesa en la Corte supuso la remodelación de este convento franciscano según los cánones del gótico inglés: ventanas altas y finas, arcos ojivales muy apuntados y contrafuertes que ocupan toda la fachada.
Perjudicado por la invasión francesa durante la Guerra de la Independencia y por la Desamortización de Mendizabal, cayó en el abandono, hasta sólo quedar hoy en día su ábside.